martes, 8 de diciembre de 2020

IDENTIDAD Y MEMORIA COLECTIVA

 Roberto Rodríguez

2020

“EL MURALISMO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y LA MEMORIA COLECTIVA”



Introducción

El arte, como una manifestación que ha acompañado a la humanidad desde sus inicios, es el único medio que ha conseguido revelar tanto la decadencia como la grandeza de los diversos pueblos y culturas en todo el mundo. Podemos entender así al arte como un reflejo del hombre y sus ideas proyectadas con una finalidad estética o comunicativa.

 

“El arte existe como esfera autónoma de producción y experiencia desde que la historia existe como concepto de la vida colectiva. Y quien propuso la fórmula de esta conjunción no es un sociólogo mezquinamente preocupado por reducir las sublimidades del arte a las condiciones prosaicas de su producción. Es un enamorado perdido de los mármoles antiguos, deseoso de darles el santuario más apropiado para su veneración” (Ranciére, 2013)

 

Gracias a un dinamismo constante, el arte ha evolucionado dando origen a nuevas y cada vez más diferentes corrientes artísticas que se oponen a las anteriores y se esfuerzan siempre por trascender en el tiempo. Uno de los momentos más radicales y decisivos de dicha evolución artística se dio en la Modernidad, a partir de las vanguardias, las cuales marcaron una clara ruptura con el arte tradicional y dieron lugar a una serie de elementos nuevos. 

 

El arte moderno, como innovación frente al tradicional arte occidental, representa una nueva forma de entender la teoría y la función del arte, en que el valor dominante de las llamadas artes figurativas ya no es la imitación de la naturaleza o su representación literal; la obra ya no tiene que ser “mimética” como la afirma Arthur Danto:

 

“Por un largo período histórico, fue presupuesto que para ser una obra de arte, especialmente una obra de arte visual, la obra tenía que ser mimética: imitar una realidad externa, actual o posible (…) “Imitación” era la respuesta filosófica estándar a la pregunta qué es el arte, desde Aristóteles hasta avanzado el siglo XIX, e incluso en el XX. En consecuencia la mímesis, a mi criterio, es un estilo. En el período en el cual la mímesis definía lo que era una obra de arte, no había otro estilo en este sentido de la palabra”. (Danto, 1999, pág. 66)

 

En este escrito me propongo realizar un análisis que aborde la cuestión del muralismo desde la perspectiva de arte público que contribuye a la construcción de identidad y memoria colectiva detenido brevemente sobre las condiciones que dieron lugar a la concepción utilitaria de esta manifestación, determinando -mediante un breve recuento del muralismo mexicano- la clara presencia de contextos históricos en esta forma de arte, como lo señala Marc Jiménez en el artículo denominado: Arthur Danto y la transfiguración de lo banal de su libro “Qué es la estética”

 

(…) la obra de arte encubre valores históricos y sociales que la estética tiene la tarea de hacer explícitos.  No sólo la obra “juzga” a su manera la historia y la sociedad, sino que ella misma es candidata a la apreciación y a la evaluación del público. (Jimenez, 1999, pág. 283)

 

 Al mismo tiempo presento un breve análisis de la obra denominada: “Batalla de Tapi”  (obra de mi autoría realizada en un espacio público de la ciudad de Riobamba) en lo que se refiere a su propósito de rescatar los sucesos históricos que desembocaron en una batalla con la que esta ciudad logró independizarse de la colonización española.

 

Antes de entrar de lleno en el análisis del muralismo como ese medio que influye en la construcción de identidad y memoria colectiva de los pueblos es necesario detenernos a examinar algunas verdades sobre esta manifestación artística.

Un mural es una pintura hecha directamente en la pared. Viene de la palabra latina murus, que significa pared. Un mural no debe ser necesariamente pintado, pudiendo hacerse con mosaico o cerámica.

La obra presente en el muralismo no refleja simplemente una pintura puesta sobre una pared para decorar la arquitectura; por el contrario, el muralismo puede referirse a una escena, un relato histórico, es la forma como el artista cuenta un momento de su vida o de la vida nacional.

El muralismo es un movimiento pictórico que surge en México en los años 30 del siglo XX, se inicia en 1921, cuando se realizaron las primeras obras, y termina en 1955 cuando perdió fuerza como movimiento artístico articulado. Se trata de un fenómeno artístico, complejo en el que participaron artistas tales como: Rivera, Orozco y Siqueiros entre los que hubo fuertes diferencias estéticas y políticas.

Sobre el muralismo mexicano, Myrna Salinas Oviedo en su artículo denominado: “MURALISMO MEXICANO...¡Y los indios siguen jodidos! Ensayo, para celebrar el bicentenario”, sostiene:

“Es un hecho que del arte se ha servido el hombre para trascender a través de los siglos, y dejar registros históricos sobre hechos, invenciones e ideologías. El muralismo como expresión plástica mexicana no es la excepción; nació en el marco de una de las luchas más sangrientas de la Historia de México, que se gesta a principios de un siglo, cargado de cambios, nuevas ideología y una cosmovisión”. (Oviedo, 2010, pág. 1)

Lo que ha logrado que la pintura mural mexicana trascienda enormemente -aparte de la belleza estética de muchas de sus obras- es la reivindicación indigenista y social que surge con la revolución y es plasmada en soportes monumentales para su total interpretación por parte de las clases populares.

“El pueblo mexicano, poseedor de una inmensa variedad cultural, indudablemente aprovechó el momento político para a través de la expresión artística manifestarse frente a la actualidad vivida por el país; aparece entonces un movimiento pictórico único, que llevó a los mexicanos al reconocimiento de su historia, de sus vivencias y al porqué de su cultura milenaria; el arte entonces, se convirtió en una puerta que llevó a México a una visión diferente, a una mirada desde otra perspectiva de los acontecimientos de la revolución. Surge el Muralismo como expresión artística de unificación nacional post-revolución y con fines pedagógicos, es decir, con una forma de contar y educar al pueblo respecto a lo sucedido.” (Vargas, 2011, pág. 1)

 

El muralismo es sin duda el movimiento artístico mexicano del siglo XX, cuya calidad artística, técnica y visual, lo convierten en vanguardia para los movimientos artísticos mexicanos que dedican su creación de mensajes visuales sobre las imágenes que connotan las características propias de la cultura mexicana y su contexto histórico. Claudia Mandel en su artículo “Muralismo mexicano: arte público / identidad / memoria colectiva”, publicado en la revista Artes Visuales, señala:

“La creación del muralismo, como un arte colectivo y público, se constituye, originalmente, como un espacio de recuperación del legado histórico de México, así como, también, en un espacio de reflexión acerca de sus herencias étnicas, tradicionales y culturales”. (Mandel, 2007, pág. 50)

 

Hacia la construcción de identidad y memoria colectiva

En este apartado referiré la forma en que el muralismo transmite los legados de la historia de un pueblo y cómo a partir de allí, se favorece la construcción de la memoria colectiva, es decir, todos aquellos recuerdos que comparte un grupo social y que conforman su identidad.

Como punto de partida quiero referirme al planteamiento de Octavio Paz (Escritor mexicano, 1914-1998 cuya inmensa e influyente talla intelectual quedó plasmada en una gran producción ensayística) a cerca del muralismo mexicano y -según él- sus dos etapas.

(…) En pocas palabras, Paz dice que en el muralismo mexicano es posible distinguir dos etapas. En la primera, los pintores estaban convencidos de encarnar las creencias colectivas de los mexicanos. En la segunda, fue evidente que su arte, lejos de ser popular, fue didáctico; "no expresaba al pueblo -dice-: se proponía adoctrinarlo". De esta manera, afirma, "el muralismo, arte de un joven Estado nacionalista", "murió de infección ideológica: comenzó con una búsqueda y terminó con un catecismo, nació libre y acabó por exaltar las virtudes liberadoras de las cadenas". (Paso, 2003)

 

Ahora bien, el muralismo, según Octavio Paz, por un lado refleja el pensamiento colectivo de México, contribuye al rescate de memorias populares, reactivando procesos de reconstrucción de identidades grupales basadas en la recuperación del pasado histórico nacional, sus tradiciones y creencias.  

Por otro, lo adoctrina; es un medio didáctico manipulado por las autoridades del naciente Estado Mexicano para educar al pueblo, infundiendo en él aquellas ideologías políticas que engendró la revolución mexicana.  Aunque, de por sí, según Alain Badiou, el arte ya educa.

“El arte educa por su sola existencia.  No hay más que encontrar esa existencia, o en otras palabras: pensar un pensamiento.” (Badiou, 2009, pág. 54)

 

La expresión estética del muralismo como muestra de historias básicas y complejas, conduce al reconocimiento, como ya lo indicamos anteriormente, de tres grandes representantes mexicanos: Siqueiros, Rivera y Orozco.

Fernando del Paso en su artículo, Los Privilegios de Octavio Paz, publicado en la revista Convivio, se refiere así a esa memoria colectiva e identidad que Orozco refleja en su producción muralista:

“Orozco, por otra parte, nos mostró un orgullo especial por haber nacido en el México donde se dieron varias de las grandes civilizaciones prehispánicas. Como dijo el distinguido historiador Miguel León-Portilla, citado por Paz, "ni idealiza al mundo indígena, ni le parece una abominación la Conquista". Tampoco acude al estereotipo del pueblo como siempre sufrido y noble, puesto que lo pinta, nos señala Paz, como "cruel y blando, duro y estúpido, víctima y victimario"”. (Paso, 2003)

 

Y también a la connotación política siempre presente en la obra de Siqueiros.

(…) Paz dice: "Siqueiros fue el más audaz, el más inventivo e imaginativo", y lamenta que "sus obsesiones y fanatismos políticos hayan dañado sus grandes poderes de innovador" (Paso, 2003)

 

Para ampliar lo dicho me parece adecuado referenciar de manera muy breve una de las obras de estos artistas.

 


Diego Rivera, Mural “El campesino oprimido”, México, 1935

Imagen tomada de: http://www.google.com/imgres?imgurl=http://www.ecured.cu/images/2/21/Alameda.jpg&imgrefurl=http://www.ecured.cu/index.php/Diego_Rivera&usg

De lo expuesto anteriormente señalo: El muralismo, considerado como una tendencia de arte figurativo que proyecta ideas sociales y políticas es una expresión de significados simbólicos capaz de influir en las masas modificando ideologías y generando memoria colectiva.  En este sentido la pintura mural es un relato histórico capaz de narrar temas básicos de la existencia humana, tales como, el paso del tiempo, el origen de una civilización, el logro de un desarrollo tecnológico, la cosmovisión de su cultura, etc.

Este preámbulo marca el camino para desarrollar un análisis de mi propia producción artística.  Para hacerlo tomaré como referencia una de las obras que bajo mi punto de vista puede acoplarse mejor a la idea general de este trabajo ensayístico.

 

Roberto Rodríguez, Mural “Batalla de Tapi”, Riobamba, 2014

La obra denominada “Batalla de Tapi” fue realizada en un espacio público de la ciudad de Riobamba en el año 2013.  En esta obra, la idea de un arte público adquiere una nueva dimensión ligada a un factor ideológico, que supone la comprensión de la ciudad como un contexto sociopolítico con carácter específico que depende de algunos factores relacionados a la educación, la época y otros ámbitos de la cultura. Desde este punto de vista, el concepto de espacio público se puede definir como un lugar de debate donde todos los ciudadanos,  a través de un intercambio simbólico pueden desarrollar y ejercer su voluntad de interpretación.  Y es una interpretación casi universal, como lo sostiene Octavio Paz, al asegurar que el lenguaje de la pintura, como todo lenguaje artístico, es intraducible.

Así lo sostiene también Fernando del Paso al citar lo que Octavio Paz declara:

"la imagen visual dice, pero lo que dice no tiene por qué ser traducido en palabras. La pintura es un lenguaje que se basta a sí mismo" (Paso, 2003)

 

La elaboración de este mural me ha sido encomendada por el Colegio Militar No. 6 “Combatientes de Tapi” de la ciudad de Riobamba, como parte de un proyecto tendiente a rescatar la memoria de los sucesos históricos y las gestas heroicas que se han desarrollado en la ciudad de Riobamba para lograr su independencia.

“El muralismo trabaja, frente al riesgo de que se pierdan memorias populares, reactivando procesos de reconstrucción de identidades grupales basadas en la recuperación del pasado histórico nacional y sus tradiciones.” (Mandel, 2007, pág. 38)

 

De manera específica, y al igual que en el muralismo mexicano, en esta obra se narra una reseña sociopolítica de la historia de Riobamba comenzando por la conquista española, siguiendo con la planificación libertaria de los héroes de la independencia, la Batalla de Tapi que se dio el 21 de abril de 1822 y el resultado de la misma.  En el mural se encuentran además personajes importantes en la historia como Juan Bernardo de León, Antonio José de Sucre y Simón Bolívar quienes fueron de gran importancia en la historia de esta mencionada campaña libertaria.

Cabe señalar que la inclusión de estos personajes antes mencionados no obedece a una intención de mitificarlos como ocurrió en el muralismo mexicano y a lo cual Myrna Salinas Oviedo se refiere así:

“La mitificación de los "héroes" (semidioses) pierde completamente realismo o los parámetros de su actuación. Hidalgo, Morelos y Allende aparecen desde la formación en libros de texto como figuras intachables, incapaces de fallar o de actuar en manera errónea (1) Iñigo Fernández, Historia de México, Ed. Pearson, pag. 124

No fueron tan perfectos como se pintan en algunos murales como los de Orozco o incluso de la segunda generación como O'Gorman en el Museo de Historia del Castillo de Chapultepec.” (Oviedo, 2010)

 

En la obra “Batalla de Tapi”, estos héroes como la historia los denomina, son personas que de manera decisiva participaron en el logro de la ansiada libertad para la ciudad y su trabajo es parte del recuerdo que genera esa memoria colectiva de la que tanto se ha hablado.

Así mismo se aprecian imágenes simbólicas que a manera de “metáforas visuales”  hacen referencia al concepto general de la obra, tales como las trompetas de guerra y las cadenas de esclavitud que finalmente se rompen.

Con este mural en el que se plasma la esencia de Riobamba, su historia, los personajes que han influido para que la ciudad se libere, y esa batalla histórica que finalmente la hizo libre se proyectan aspectos de la realidad existencial percibidos por los sujetos, como la conquista y la libertad, los mismos que se transforman en categorías susceptibles de ser representadas y transmitidas a las masas para que sean receptadas e interpretadas según la intencionalidad con que fue concebida la obra.

Gerard Vilar sostiene:

“Daremos por sentado que la intencionalidad del artista a la hora de crear sus obras es un aspecto central para la recepción del arte, aunque no el único ni necesariamente el determinante como tiende a pensar Danto. Para este las intenciones del artista determinan las posibles interpretaciones de las obras, aunque dichas intenciones están a su vez condicionadas por la situación del artista en el mundo, por el lugar y la época en los que vivió así como por las experiencias por las que pasó.” (Vilar, 2005, pág. 106)

Recalco, la intencionalidad de la obra es importante en el sentido de que esta determina su interpretación y a su vez esta interpretación debe ser la correcta en función de generar esa memoria colectiva inequívoca.

“Las interpretaciones son lo que constituye las obras, no hay obras sin ellas y las obras están mal constituidas cuando la interpretación es equivocada. Y conocer la interpretación del artista es en realidad identificar lo que ha hecho.  La interpretación no es algo que esté fuera de la obra. Obra e interpretación crecen juntas en la conciencia estética.  En la medida que la interpretación es inseparable de la obra también es inseparable del artista si es la obra del artista.” (Vilar, 2005, págs. 117-118)

 

Entonces, la memoria colectiva que genera la obra “Batalla de Tapi”, surge en función de aquellos legados históricos y sociales que transmite, esos recuerdos que comparten los ciudadanos y que conforman su identidad.

Y son estos mismos valores históricos y sociales que la estética tiene la tarea de hacer explícitos para que puedan ser interpretados adecuadamente.  Una tarea desarrollada de la manera en que Vilar propone en la siguiente cita:

“Por tanto, no se trata en modo alguno de sacar del baúl de los recuerdos ni la teoría de Tingle-Inmersión, como llamaba Goodman a la teoría clásica dieciochesca de la experiencia estética, ni lo bello ni lo sublime, ni la razón pura, sino de hacer explícitas las formas de la razón sin fondo que están presentes en las obras que pretenden comunicar algo sobre algo, a las que interpretamos con la pretensión de decir algo válido sobe ellas, y sobre las que discutimos con otros acerca de cómo se deben interpretar y qué afirmaciones son más válidas que otras e, incluso, cuáles no son válidas en absoluto y son simplemente falsas.” (Vilar, 2005, pág. 20)

 

A manera de conclusión:

El muralismo, sustentado en parámetros básicos de estética es capaz de manejar un lenguaje simbólico que necesita ser interpretado por las masas para favorecer en ellas la construcción de Identidad y memoria colectiva.  La intencionalidad que conlleva la obra “Batalla de Tapi” cumple con el propósito de su creación y efectivamente genera memoria colectiva en la ciudad de Riobamba.

Es precisamente, este sentido de la intencionalidad lo que me impulsa a desarrollar el muralismo como la actividad artística de mi preferencia y no siendo esta obra -producto del presente análisis- la única que he realizado en mi producción artística debo reconocer ese gran aporte del muralismo en el sentido de generar memoria colectiva para las presentes y -quizás más importante aún- futuras generaciones.

Al finalizar este trabajo sin embargo me queda la sensación de haber abierto camino en un terreno poco explorado, considero que el muralismo y su funcionalidad trascienden mucho más allá de lo que se ha hecho por y con él.  La historia del muralismo moderno en nuestro país representa sólo un breve proceso en el desarrollo del arte, pese a que en los últimos años se ostentan ya varios proyectos muralísticos que han sido concebidos con el único propósito de ser el medio político-social que contribuya a la construcción de identidad y memoria colectiva;  como ejemplo de ello podemos citar el mural “Grito de la Memoria” del muralista ecuatoriano Pavel Égüez pintado en los exteriores de la Fiscalía General en Quito, de cuya obra, Diario El Universo, señala:

“El rostro del ex presidente León Febres-Cordero, fallecido en el 2008, comparte espacio con los de los dictadores Augusto Pinochet y Jorge Videla, de Chile y de Argentina, en su orden, en el mural Grito de la Memoria, que se exhibe desde la noche del miércoles en los exteriores de la Fiscalía General en Quito.

La pieza pictórica se develó con ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos, en homenaje a las víctimas de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad ocurridos en Ecuador y América Latina.

Según el fiscal Galo Chiriboga, el mural representa el compromiso de las personas y autoridades en la protección de los derechos fundamentales.

El pintor y muralista ecuatoriano Pavel Égüez estuvo a cargo de la obra que, según explica, plasma los hechos históricos de represión registrados a finales de los años 70 y principios de los 80, cuando varios países de la región se encontraban bajo regímenes dictatoriales.” (Universo, 2014)

 


Estuardo Vera, Mural “Grito de la Memoria” de Pavel Égüez, Quito, 2014

Imagen tomada de: http://www.eluniverso.com/noticias/2014/12/12/nota/4332906/rostro-lfc-aparece-mural-ddhh

Este y algunos otros trabajos que no son por ahora motivo de nuestro análisis, son un claro ejemplo de como se pretende construir identidad nacional y generar memoria colectiva en nuestro país.

Ahora bien, si retomamos por un breve momento el muralismo mexicano (creo necesario hacerlo para establecer más objetivamente mis conclusiones) quizás nos veamos tentados a retroceder casi un siglo para referirnos a los grandes muralistas como Orozco, Rivera y Siqueiros; pero, en este punto, no caeremos en aquella tentación.  Más nos vale hablar de una visión artística que no murió con estos tres grandes muralistas si no que se transformó y ahora la lidera un grupo de jóvenes artistas influenciados por el diseño, el hip hop y el cómic.

 Curadores, galeristas y promotores de arte los llaman los nuevos Siqueiros, Orozco y Rivera. La corriente del muralismo que surgió a principios del siglo XX ha revivido -más bien transmutado- con una generación de jóvenes artistas mexicanos que está tomando las paredes y las calles como lienzos a gran escala donde convergen elementos de ilustración, diseño, post-graffiti y pintura.

En la última década se ha producido un auge del muralismo contemporáneo, entendido como una rama del arte en la calle (street art, en inglés) o arte urbano. Enormes paredes en ciudades del mundo se han poblado de personajes, de formas y de color, bajo firmas que comenzaron en el anonimato, pero hoy tienen millones de seguidores y se cotizan en miles de dólares.

En México se produce arte urbano, pero se tardó más que otros países en salir de los circuitos underground. Un grupo de artistas ha sobresalido y ya los buscan curadores, periodistas, galeristas e incluso publicistas. Sin duda, hay nombres que se escuchan más que otros: Saner, Sego, Seher, Smithe, Dhear, Minoz & Meiz, Neuzz, El Norteño. No son todos ni los únicos, pero son reconocidos como representantes del arte urbano mexicano.” (Arvide, 2013)

 


Federico Gama, Mural contemporáneo de autor anónimo, México, 2013

Imagen tomada de: http://www.domingoeluniversal.mx/historias/detalle/Los+nuevos+muralistas+mexicanos-1706

 

Como es de suponer, por los antecedentes expuestos en los párrafos anteriores, la inmersión del muralismo mexicano en un intenso contexto político ideológico desde los años treinta, ha dado un giro; ha encontrado ese punto de inflexión hacia temas con mayor connotación social, cuya interpretación no deja también de generar espacios en los que la memoria colectiva se construye y la identidad del pueblo se va configurando a la par de estas manifestaciones con alto valor estético.

De lo dicho en este último apartado podemos asegurar que el muralismo no ha muerto, sus argumentos artísticos, de estética y funcionalidad lo tienen aún vigente, por lo tanto podemos esgrimir como conclusión final que el muralismo constituye un puente entre en la extensa relación que mantienen el ser humano creador, el espacio que lo rodea y el vasto imaginario de la memoria colectiva de la que forma parte.

  

BIBLIOGRAFÍA

Arvide, C. (2013). Los nuevos muralistas mexicanos. Domingoeluniversal.mx.

Badiou, A. (2009). Pequeño manual de inestética. Buenos Aires: Prometeo libros.

Danto, A. C. (1999). Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia. Barcelona: Paidós.

Jimenez, M. (1999). Què es la estètica. España: Idea Books.

Mandel, C. (2007). Muralismo mexicano: Arte público / Identidad / Memoria colectiva. Artes visuales.

Oviedo, M. S. (2010). MURALISMO MEXICANO...¡Y los indios siguen jodidos! Ensayo, para celebrar el bicentenario. salinasoviedo.blogspot.com, 1.

Paso, F. d. (2003). Los Privilegios de Octavio Paz. Convivio.

Ranciére, J. (2013). Aisthesis: escenas del régimen del arte. Buenos Aires: Ediciones manantial SRL.

Universo, E. (2014). Rostro de León Febres Cordero aparece en mural de DD.HH. El universo. com.

Vargas, D. C. (2011). LA REVOLUCIÓN MEXICANA: GESTORA DE EXPRESIÓN ARTÍSTICA. google.com.

Vilar, G. (2005). Las Razones del Arte. España: A. Machado Libros S.A.

 

 

LINKOGRAFÍA

http://www.eluniverso.com/

http://salinasoviedo.blogspot.com

http://revistas académicas.com

http://www.domingoeluniversal.mx/

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